Este centro social sufrió una transformación y se rehabilitó como restaurante, siendo diseñado y decorado con materiales muy duros y acústicamente reflejantes, lo cual originó un problema de confort acústico totalmente indeseado que, mediante paneles fono absorbentes, quedó solucionado obteniendo tiempos de reverberación óptimos para convertir el local en un espacio cómodo donde poder estar tranquilo a pesar de su gran aforo.